El 6,5% de crecimiento promedio alcanzado durante 2017 por el conjunto de la cadena madera – mueble, y las expectativas positivas para 2018 que manifiestan los empresarios respecto a producción y ventas, parecen haber despejado el horizonte de las dudas que había sembrado un muy mal año como fue 2016.


Esta es una de las principales conclusiones que se desprende de la “Encuesta Anual” con datos elaborados por el Observatorio de FAIMA – Federación Argentina Industria Maderera y Afines, que nuclea a 27 cámaras y asociaciones de todo el país.

La muestra incluyó a 507 empresas, divididas en 10 subrubros, y por la ubicación geográfica de las mismas, resulta representativa de la localización de los polos productivos de la industria de la madera y el mueble en el país.

Los datos preliminares de la Encuesta – que todavía se está procesando y será presentada oficialmente por FAIMA después del 15 de enero – fueron adelantados en forma exclusiva a ASORA Revista.

Una muestra del optimismo empresario se refleja en que en el 37% de los casos se espera aumentar la producción respecto al año pasado y el 52% piensa que se mantendrá estable. Del mismo modo, 47% de los consultados considera que aumentarán sus ventas y solamente el 6% se inclinó por una caída.

En términos de generación de empleo las cifras mantienen una constante respecto a la compulsa de 2016. Casi las tres cuartas partes de las empresas (77%) indicaron que no harán cambios en la dotación de personal, lo que supone que la industria todavía tiene un resto de su capacidad productiva sin utilizar.

Resultan muy interesantes y auspiciosas las opiniones referidas a las inversiones, tanto por los porcentajes significativos en la mayoría de los casos como por el destino a la que se volcarán. En el rubro maquinarias el 63% de las empresas señaló haber invertido durante 2017 y 52% piensa hacerlo en 2018, esto condice directamente con las expectativas manifestadas respecto al aumento de producción que se espera lograr y también a la antigüedad promedio del equipamiento que se registra en la industria que supera los 15 años.

No menos importante es el punto infraestructura donde un 67% de las empresas declaró que piensa invertir este año. Los restantes rubros a destacar son: herramientas (46%); rodados (75%); y tecnología informática (65%).

En este punto conviene aclarar, que las manifestaciones de los encuestados responden a expectativas, pero que por el monto al que ascienden, al momento de tomar la decisión para hacerlo, seguramente estarán condicionadas por la oferta de líneas de financiamiento que se disponga, como por los plazos y tasas requeridos.


Transformar la recuperación en crecimiento

Con los últimos datos disponibles y los del PBI se puede ver que el sector madera – muebles en conjunto, hasta el tercer trimestre de 2017 está creciendo al 6,5%, explica Leandro Mora Alfonsín, Director Ejecutivo de FAIMA. “Es un sector que está creciendo de manera dinámica, aunque no se puede olvidar que la comparación se hace con 2016, que fue un año malo por lo tanto se parte de una base muy baja. Se está creciendo pero la realidad es que estamos casi 10% por debajo de 2015 y un 3,5% inferior a 2014”.

Lo importante – continuó – es que para 2018 se espera que esta dinámica de crecimiento se mantenga y se vaya consolidando.

El directivo señaló que hay que enfocar bien cómo están reaccionando los distintos subsectores, ya que el bloque de madera y muebles es atomizado y muy heterogéneo, lo que le confiere muchas particularidades. “Si a esto le sumamos que la disposición de información - oficial y pública - proviene del INDEC y es la de bloques a dos dígitos, madera por un lado y muebles por el otro, eso hace que tengamos que recurrir a instrumentos como el del Observatorio FAIMA, para poder meternos dentro de cada uno de los subsectores y apreciar cuál es la verdadera evolución”.

Según Mora Alfonsín, muebles está creciendo al 8% “un ritmo mucho más acelerado que maderas en general, aserraderos y demás, al igual que la fabricación de tableros de partículas”. No obstante – aclaró – “siguen firmes como amenazas las importaciones y una tasa de interés muy alta”. En su opinión, en este contexto hay que rescatar como positivo el aumento de las ventas, “pero su nivel hace aconsejable que se monitoree de cerca su ritmo y evolución en 2018”, admitiendo que según la consulta, la mayoría de las empresas cree que va a ser un año muy bueno.

Continuando con su análisis, Mora Alfonsín manifestó que “otros sectores a los que les está yendo muy bien y tienen muy buenas expectativas son los vinculados a madera para la construcción, que han estado traccionando el mercado, y donde se han anunciado inversiones muy importantes”. El ejecutivo citó como ejemplo a la Provincia de Misiones y dijo que se espera que “muchos aserraderos que de a poco se han ido reconvirtiendo en casa-partistas encuentren nichos de negocios que los haga despegar un poco más”.

Mora Alfonsín remarcó que más allá de este contexto, puede comprobarse claramente que madera en general y todo lo referente a aserraderos ha mostrado un crecimiento del 2,6%, mucho más discreto que en el caso muebles.

Pero no hay que olvidar la heterogeneidad que caracteriza a cada uno de los segmentos que mencionábamos anteriormente. En la industria de la madera les está yendo muy distinto a los aserraderos que sólo hacen tablas cepilladas; que a los que procesan todo tipo de remanufacturas; que a las fábricas de tableros; y por supuesto, y a todas aquellas actividades vinculadas con la construcción”, apuntó Mora Alfonsín.


Con desniveles de crecimiento

Según explica el directivo lo que uno puede observar en el largo plazo (ver gráfico página 14), es que el sector ha mostrado, en los últimos 10 / 15 años, volatilidad. “Se han registrado fuertes crecimientos; caídas discretas bastante interesantes; entre 2010 y 2014 un camino sinuoso, una leve recuperación en 2015, una muy fuerte caída en 2016 y esta recuperación que estamos concretando en 2017. Ahora el desafío del sector es superar la volatilidad. Que este crecimiento, que viene con buenas expectativas pueda consolidarse en 2018 y pueda continuar creciendo a cifras razonables en los próximos años, y eso se garantiza con el aprovechamiento de nuevos mercados”.

Para que esto sea posible, Mora Alfonsín señala que deben converger con un nuevo rol en la industria diferentes segmentos de la cadena madera – mueble. Y cita a manera de ejemplos, la tracción que puede ejercer para que crezca el mercado de consumo la madera en la construcción. En el otro extremo, el rol que puede tener todo lo que es la incorporación de diseño en la industria del mueble; la diferenciación de producto; ganar algunos mercados internacionales, que es uno de los objetivos de la Agencia de Inversiones y, particularmente para la industria del mueble fomentar y aumentar el consumo en el mercado local.

Por supuesto – continúa – se está dependiendo de variables macroeconómicas como la evolución del consumo; las variables vinculadas a la tasa de interés; el endurecimiento o reactivación de las condiciones económicas; la baja de la inflación. Son todas cuestiones que van a influir y habrá que ver qué ocurre durante 2018 con esas variables.


Otros temas abordados en la Encuesta

Residuos:

Una de las preguntas que da indicios sobre la cantidad de nuevos negocios que pueden encararse en la foresto industria, está relacionada con la generación de energía térmica. Ante la pregunta ¿qué hacen con los residuos que se generan en su industria? El 48% de las empresas consignó que los queman, y solamente el 9% dijo que los utiliza para autoconsumo con fines energéticos.

Financiamiento:

Consultadas acerca de cuál es la principal fuente de financiamiento que utilizan, el 54% de las empresas manifestó que es la reinversión de utilidades. Sólo el 24% de las empresas dijo utiliza préstamos de bancos privados; 10% que recurre a financiamiento de bancos públicos; 10% mencionó otras opciones.

Un dato importante para resaltar es que el 75% de las empresas creen que el principal obstáculo para el financiamiento es la alta tasa de interés. En este caso específico se mantiene la tendencia evidenciada en la encuesta anterior, ya que el 66% de las empresas remarcaron esta misma dificultad.

También hay un 32% de empresas que cree que son las dificultades administrativas que proponen los bancos las que dificultan el acceso al financiamiento.

Sobre cuáles son las principales necesidades de financiamiento, el 43% respondió para la inversión en maquinaria y el 23% en capital de trabajo. “Es decir, casi un cuarto de las empresas siguen teniendo problemas de capital de trabajo, lo que se relaciona con una tasa alta de interés. Lo mismo pasa con la inversión, no se puede invertir en maquinaria nueva con una tasa demasiado alta”, aclaró Mora Alfonsín.

También se preguntó si accedieron a financiamiento, si lo hicieron a través de líneas preferenciales (que son las que se están eliminando en 2018). El 65% contestó que nunca accedió a financiamiento de ese tipo.

En la parte impositiva las empresas le adjudicaron la mayor importancia al IVA y a los Ingresos Brutos.


La importancia de los aspectos micro

Como se explicó, los aspectos de la macroeconomía gravitan sobre el devenir que tendrán los principales indicadores de las empresas durante el año, sin embargo, los aspectos micro relacionados específicamente con cuestiones que afectan sectorialmente también son muy importantes.

Teniendo en cuenta esto, FAIMA está trabajando fuertemente en las mesas sectoriales (Madera en la Construcción; Madera y Muebles; Foresto Industria, que encabeza el Presidente de la Nación y que integra a todas las asociaciones y cámaras sectoriales). Mora Alfonsín expresó que “ahí estamos discutiendo cómo hacemos para abrir esos nuevos mercados, cómo hacemos para garantizar condiciones de competitividad que permitan que el sector haga un aprovechamiento de la madera, un aprovechamiento del recurso natural que hoy cuenta en el país con una subutilización y eso va a permitir, en el caso de que seamos exitosos todos en las tareas que estamos emprendiendo, superar esta volatilidad que muestra a largo plazo el sector y empezar a pensar en una trayectoria de crecimiento sostenido, previsible, que fomente las inversiones, que promueva el interés de inversores en el sector. Ese es el gran desafío que se tiene. Para salir un poco de los números de coyuntura y pensar un poco más en la estructura. Hay un largo camino por recorrer, no solo en materia de mercado, sino en materia de competitividad. El sector tiene un desafío para ser más productivo, para aprovechar mejor el recurso maderero. Y hoy están los espacios políticos para discutirlo, para poder desarrollar la construcción con madera, para discutir la competitividad del mueble, para contar con apoyos en materia de asistencia técnica, capacitación, diferenciación de producto, en asistencia que la agencia de inversiones quiere hacer para poder ganar algunos mercados internacionales. Es decir, son múltiples desafíos y es muy difícil hablar de dar pasitos cortos para llegar a un objetivo final. Normalmente, cuando uno quiere ser exitoso, tiene que atender todos los frentes: a los aserraderos que hoy no encuentran mercados y que tienen que reorientar su producción a un segmento de mayor demanda; tiene que atender a las empresas muebleras, que tiene capacidad de exportación y por algunas cuestiones, ya sean micro o macro, no pueden hacerlo y tenemos que apoyarlas; tenemos que generar condiciones para que puedan competir las fábricas de muebles que venden enteramente al mercado interno para las que la importación es una amenaza”, concluyó el Director Ejecutivo de FAIMA.

 

Evolución de la producción del bloque madera y muebles - (Primeros 9 meses de cada año – Base 2004 = 100)
Indice de productividad, posición en la escala de ingresos y contribución al empleo según rama industrial, CIRCA 2013. (Precios constantes de 2004).
Fuente: Coatz y Schleingart (2016) en base a INDEC (serie revisada de cuentas nacionales)



Por Roberto Luis Minoli

 

 

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