La tecnología para biomasa depende de los costos de cada mercado
Con la maduración de los mercados, la producción de pellets enfrenta varios retos que han ido moldeando las posibilidades de negocios. En la actualidad, los pellets se están produciendo –básicamente– donde está la fibra, la materia prima, siempre y cuando los costos de la materia prima y la logística permitan que la producción sea rentable.
Del tablero del negocio prácticamente ha desaparecido el tema de la calidad, que hace diez años era crucial por la disparidad que existía: un comprador no sabía lo que le llegaría porque compraba un camión que era bueno, dos malos, tres regulares. Hoy día, ese problema ya está superado y se ha dado un paso gigante con el sistema EN Plus A1. Se ha estandarizado mucho la calidad en el mercado, haciendo que si se compra un saco de pellets con ese sello, lo normal es encontrarse con un pellet de calidad.
Entonces, materia prima y logística son los dos grandes factores que hacen viable el negocio del pellet de madera y los aspectos en los que las compañías deben competir. Y esto incluye a las empresas proveedoras de tecnología.
Los negocios buscan mercados / regiones donde haya fibra y logística y los precios logrados hagan rentable exportar y/o hacer autoconsumo.
En función de estas variables, una planta de pellets es muy distinta si está emplazada en Europa, Norteamérica o Asia por los condicionantes que cada uno de estos mercados tiene en los costos de materia prima, energéticos, logísticos, y las subvenciones existentes para la energía eléctrica o la producción de energías limpias.
Estados Unidos: mercado interno
y exportación a Europa.
El mercado del pellet en Estados Unidos es estable, sin grandes cambios. Fundamentalmente los productores buscan desarrollar plantas centradas en la exportación, dado que los costes de transporte a Europa (en torno a los US$ 30/ton) son competitivos.
La materia prima es de muy bajo costo comparado con Europa. En Estados Unidos hay gran cantidad de fibra y concentrada en radios de 40 / 50 km, con lo cual existen plantas de 500 mil t/año que tienen un radio de abastecimiento de menos de un centenar de kilómetros. En la actualidad hay en proyecto varias plantas de ese tamaño, por lo que la distancia es astronómica con la media productiva europea, planteándose un desarrollo de tecnología totalmente distinto.
Otras características del mercado estadounidense:
l La financiación, disponible y flexible, un factor a tener en cuenta en este tipo de proyectos.
l El clima, que en ciertas regiones del país (sur/sudeste) establece condiciones cuasi ideales para el crecimiento de la materia prima.
l El coste de electricidad: en los estados del sur se puede contratar a 4 o 5 céntimos de dólar el KW, que establece un abismo con los costes eléctricos en Europa.
l La mano de obra quizás es un poco más alta que en otros mercados, por lo que la máxima tecnificación reditúa a largo plazo.
l No hay ayudas para el sector de la bioenergía. Eso hace que en Estados Unidos el uso de los pellets como combustión no sea una realidad, haciendo que los proyectos estén pensados con un fuerte sesgo exportador.
Por lo tanto, las principales características de los proyectos que se hacen allí son plantas de alta capacidad para pellet industrial en su gran mayoría, calidad I1 y I2, aunque ya existen bastantes plantas que se certificando en EN Plus A1 para poder exportar a granel la sobre producción y hacer más rentable la ecuación del negocio.
La ausencia de ayuda estatal a esta energía hace que las plantas no se diseñen para co-generación. Este tema plantea un desafío a los desarrolladores de tecnología: el cambio de modelo del diseño de una planta de pellets en función del marco jurídico. Esto comprende las medidas de seguridad, que son muy restrictivas, existiendo el reto de que las emisiones de compuestos orgánicos volátiles se controlan y se miden de una manera distinta a Europa: en Estados Unidos las plantas de un cierto tamaño que operan con maderas blandas como el pino amarillo, con un gran contenido en resinas (COV's), tienen que adicionar equipos de tratamiento de gases, filtros y oxidadores térmicos regenerativos. Esto hace que el modelo de plantas sea pequeño –hasta 100 o 150 mil– o bien se deba saltar a 400 mil t/año, sin soluciones intermedias, porque los tratamientos de COV's hacen que la rentabilidad de la planta disminuya.
El siempre atractivo mercado
de Europa y el caso ruso.
Rusia es parte de Europa, pero tiene peculiaridades que nos hace plantear ese mercado como un actor singular.
De hecho, en Rusia la exportación tiene serias dificultades por los altos costes logísticos. De alguna, esta situación adversa se compensa con la materia prima, que existe en abundancia y a bajo costo en algunas zonas del país.
Por tanto, el principal problema es siempre la logística: dónde se ubica una planta define que salida al mercado tiene. Las opciones son el mercado asiático, el europeo o ambos, a la vez que la ubicación determinará el tipo de producción: doméstico o industrial.
Un punto en contra para el mercado ruso es que tiene un acceso a la financiación complejo, de períodos de simulación muy grandes, porque se firman contratos y hay que esperar en torno a un año o más a que se cierre la financiación. Además, las cuestiones legales, técnico-comerciales y económicas son complejas.
Otras características:
l Lógicamente, las condiciones ambientales frías o muy frías condicionan la operatoria y hay que tenerlo en consideración.
l Costos operativos medios, pero muy heterogéneos en función de las zonas.
l Coste medio también de mano de obra.
l No hay ayudas generalizadas, ni feeding tax o en tarifas para la co-generación.
Entonces, el bajo costo de la materia prima posibilita emprender proyectos de biomasa de baja calidad que suelen ser casi siempre rentables si la planta de pellets está asociada a una de co-generación. De hecho la mayoría de los proyectos contemplan la co-generación, que para autoconsumo son mayormente rentables. Por lo tanto, los secados de banda son la tecnología a utilizar. Los modelos de éxito en Rusia son aquellas plantas que están asociadas a aserraderos que les aseguran una materia prima sostenible y a costes también sostenibles. Básicamente, ellos trabajan con aserrín y astillas del propio aserradero, no trabajan con troncos.
Por esto mismo, normalmente las plantas son de capacidades medias, salvo el caso de la que es la mayor planta del mundo: la de Vyborgskaya Cellulose, proyectada para 900 mil ton/año pero que produce al 50% de esa capacidad. El resto de plantas es de un tamaño medio: 80 mil a 150 mil ton/año. Varias de ellas empiezan a certificar. La venta de pellets mayoritariamente se hace a granel o big-bag.
En cuanto a la situación de Europa Occidental, existe una gran diversidad en función de las características de los países. Sin embargo, la tecnología de los proyectos contempla que son plantas certificadas EN Plus A1. Casi todos los productores europeos saben que ese es su mercado y es la llave para tener rentabilidad.
La materia prima tiene un alto coste y es el principal condicionante, a lo que se suma poca trazabilidad y sostenibilidad en ese coste; una situación económica poco favorable; condiciones ambientales no del todo favorables en gran parte de los países; altos costos eléctricos; todo lo cual indica que es caro producir pellets en Europa.
En este contexto, la mayoría de las plantas es de baja y media capacidad, certificadas, con producción a granel / big-bag / sacos, y de co-generación. También contemplan medidas de seguridad y de emisiones de partículas, aspectos en los que están muy controladas.
Asia, un mercado en desarrollo.
En Asia el principal motor de los proyectos que están en desarrollo son Japón y Corea, en donde se establecen plantas para co-combustión. Se trata de un mercado doméstico aún muy incipiente.
Sin embargo, tiene una serie de ventajas que permiten avizorar un futuro muy promisorio:
l Cuenta con mucha materia prima a muy bajo coste de coníferas y frondosas.
l La situación económica es buena, con financiación y disposición para invertir.
l Las condiciones climáticas son beneficiosas.
l Es bajo el coste eléctrico y de mano de obra.
l No hay ayudas a la co-combustión.
El principal reto allí es competir con tecnologías y equipos chinos y, especialmente, la calidad que se produce, que es muy baja porque las co-combustiones que se generan son de muy poco porcentaje: están quemando con carbón al 2 o 3%, con lo cual no importa demasiado si el pellet tiene mucha o poca ceniza. Esto hace que hasta que no se suban ratios (mínimo 5%) realmente las calidades I1 e I2 que se demandan en Europa no se aprecian. Este marco general lleva a que las plantas de pellets no cuenten con certificación, sin importar el tamaño de la producción: todos son posibles porque hay zonas de gran concentración de materia prima. La mayoría de la producción es de tipo industrial y para expoertación a los mercados regionales emergentes ya mencionados.
Un ejemplo de lo anterior es el proyecto Green Pellet Sarawak, en Malasia, con capacidad de 120 mil ton/año. La materia prima fundamentalmente será acacia, restos de la industria de contrachapado, astillas y podas, para producir un pellet de calidad industrial –por lo menos inicialmente– para co-combustión en Corea.
Por José Ignacio Pedrajas.