Calidad e identidad expanden el mercado de muebles exclusivos
El 19º Salão Design, muestra anual de mobiliario, iluminación y accesorios, cuya sede habitual se sitúa al sur de Brasil y congrega a exponentes del diseño de toda Latinoamérica, tuvo su espacio este año en el marco del mega festival urbano Design Weekend DW!, en São Pablo (12 al 16 de agosto).
El Salão fue uno de varios eventos que congregaron arquitectura, diseño, arte, urbanismo y negocios, repartidos en diferentes distritos de la mega ciudad paulista, con una clara intención de fomentar el intercambio con un público más masivo, a la manera de las grandes ferias sectoriales como Milán o Londres.
Incluyó además de la exhibición de proyectos premiados del Salão, la muestra de autoría brasilera “Raíz”, que fomenta el posicionamiento de productos en el mercado externo, “MADE” - Mercado de Arte y Design, muestra de diseñadores independientes, y la realización de seminarios en torno al tema “La forma sigue a la materia”, a cargo de los destacados especialistas internacionales Clino Trini Castelli, Cristian Domínguez y Brunno Jahara.
Siempre la madera.
Se hace difícil aislar tendencias o predominio de rasgos formales, de funcionalidad o acabado, por cantidad y diversidad de lo exhibido en diferentes ámbitos dentro del marco DW!. Sin embargo, la madera maciza siguió siendo la protagonista más expresiva, capaz de articular nuevos aportes de diseño.
En un intento por generalizar tendencias, se observó el predominio en la búsqueda y materialización de texturas y contrastes, sea a partir de la propia variedad de especies madereras alternativas, por la cuidadosa planificación de superficies y cantos, por su propia naturalidad junto a materiales diversos –acero, bronce, corian– en una misma pieza, la utilización de fibras naturales y sintéticas en la generación de envolventes, o la riqueza visual que ofrecieron ensambles en una ebanistería lograda. No se advirtió, en cambio, innovación a partir de aglomerados o paneles revestidos, de producción tan desarrollada y comercialmente aceptada en el mercado brasilero.
Como en casi todo distrito que exhibiera (o vendiera) diseño, resultó evidente la propuesta de piezas prácticamente únicas, en diferentes grados de complejidad productiva, pero siempre en ediciones limitadas, muy a tono con el eslógan de la edición 2015 del Salão: “Tan exclusivo como quieras que sea”.
Desde una valorización de la autoproducción manual artesanal, retomada por estudios independientes, hasta complejos procesos CNC logrando técnicas de la carpintería mas laboriosa, fue “permitido” que ensambles, enclavijados, compensados o yuxtaposiciones contrastadas aparezcan bien visibles, con premisas de formar parte del valor agregado de los productos. Las maderas utilizadas, en su mayoría de gran dureza y calidad, abarcaron manufacturas en peroba, imbuia, guayubira, entre otras, destacándose el empleo de la alternativa “roxinho”, especie resinosa de particular color, o madera reutilizada de demolición, para lograr texturas únicas.
Respecto a la muestra del Salão en sí, se destacaron nuevamente propuestas –en su mayoría cariocas– con rasgos característicos del mobiliario de Sergio Rodríguez, diseñador-arquitecto brasilero de renombre, recientemente desaparecido, reelaborando contemporáneamente sus conceptos: uso de madera maciza dura y estructuras de armado visible, torneados en pies, el empleo del cuero de manera funcional –apoyos flexibles– así como en detalles, todo articulado en una cuidadísima manufactura.
En menor medida, aparecieron muebles resultantes de combinar estructuras mínimas, livianas, en acero pintado con apoyos en madera maciza, siempre con depurados procesos en el fresado de bordes y cantos. Es notoria la tendencia creciente de productos desmontables, de escaso peso visual y madera económica liviana, en un satinado impecable (sillas, bancos, escritorios), presuponiendo la intención de facilitar distribución, exportación y aportar sustentabilidad a su mercado local sin sacrificar la calidad.
En un sentido más comercial, pero aún exclusivo, en los prestigiosos locales de decoración a lo largo de Av. Alameda Gabriel Monteiro da Silva –otro distrito importante del DW! 2015– se lucieron maderas y tapizados brasileños trabajados por ruteado y ensamble, con técnicas industriales difícilmente viables en nuestro país. Alcanzaron gran protagonismo autores como Jader
Almeida, Zanini de Zanine, Paulo Alves, Latoog,que compartieron espacio con diseño europeo (R&E Boroullec, Phillipe Nigro, Droog), pero contrastando con objetualidad de fuerte identidad regional, en una mistura de rasgos “étnicos” con depurados aspectos formales y de tratamiento superficial.
Pensando localmente.
A modo de resumen, lo visto en el Design Weekend DW!15 de Sao Paulo, dejó las siguientes referencias para diseñadores y fabricantes:
Calidad e identidad empujan la expansión de un mercado de muebles exclusivos.
● Predominio de contrastes y texturas, búsqueda y diferenciación a partir del tratamiento o combinación material: “la forma sigue a la materia”.
● Yuxtaposición de rasgos con fuerte identidad regional: “étnicos”, maderas nativas, fibras naturales, ocres; con diseño-síntesis de estética formal depurada expresada a través de acero, corian y uniformidad tonal y superficial.
● Revalorización de técnicas y destaque de la ebanistería más lograda, artesanalmente o por complejos procesos automatizados, aplicadas en la manufactura de piezas de autor únicas, exclusivas.
● Mobiliario funcional de distribución comercial, de liviandad visual y estructural, desmontable, en maderas renovables económicas pero de indiscutible calidad formal y acabado (satinado natural o en combinación con un color único).
● Nuevos aportes y visiones radicales por parte de profesionales o estudios independientes, de autoproducción limitada y autogestión como salida alternativa a la crisis productiva de mercado, hecho aprehendido por la demanda local que busca diseño de innovación.
¿Que de lo visto en DW!15 es “viable” o comercialmente sustentable?
No debe perderse de vista ciertas características del mercado brasileño permite que los autores reconocidos vendan productos no masivos pero industriales, incluso con presencia de sistemas de inyección (no solo rotomoldeo). Esto es casi imposible trasladarlo a nuestro país porque resulta inviable económicamente para cantidades limitadas, por más exclusiva (precio) que sea la propuesta, salvo que el estudio o fabricante asuma la inversión equivalente para muchas piezas. Emplear corian, de la manera vista, exige costos muy altos para trasladarlos a nuestra demanda.
Por otro lado, San Pablo posee una cultura de diseño muy tolerante –en general– a la diversidad y con más posibilidades industriales, que tiene como recursos propios una viabilidad extrema (eficiencia productiva), síntesis (conceptualiza) e innovación sencilla (un solo gesto o resolución diferente alcanza).
Viendo la diversidad y las alteraciones en propuestas del DW!, sobre lo que reconocemos como partes constitutivas, la diferencia que se aprecia con nuestra realidad es que aquí se tiene demasiada prudencia explorando los límites que definen las tipologías comerciales, estructuradas de manera obvia, con diseñadores/industriales que se condicionan para no ser “leídos” como demasiado radicales o abiertos. Se mantiene así cierta inercia al formar nuestra cultura de diseño, que fomenta que las empresas eviten tomar riesgos o se mantengan conservadoras.
Sin embargo, el intercambio sobre el diseño disponible a través de redes sociales y la renovación generacional en industrias, está planteando rápidas contra tendencias, aunque muchas veces de difícil seguimiento (esto se aplica a toda la región).
Quizás, sea el momento de explorar lo que permita una relación durable, emotiva, entre objetos y poseedor, buscando rasgos atemporales o locales los haga deseables fuera de tendencias.
Vale destacar que, aunque el DW!15 tuvo mucho de experimentación y vanguardia, gran parte de lo visto allí tiene premisas de un largo ciclo de vida útil, tomado como un valor positivo. En esto podría encontrarse una punta para contrarrestar los efectos de una demanda limitada, que obliga a usar todo recurso para destacarse (o subsistir). Pensando en el desafío externo (exportación o importación) una vía a explorar podría focalizarse en la valoración de detalles que justifiquen elegir un “diseño argentino” o local que reflejara nuestra “identidad” (cultura objetual), junto a la revalorización local (rescatar técnicas) con la calidad suficiente, que en promedio resulta de un nivel un poco menor al apreciado en estas muestras como el DW!15.
Por DI Ernesto Torriano
Especial para ASORA Revista.