Desde piezas en bruto convertidas en adornos, hasta búsquedas que llevan al límite las posibilidades del material, la madera ofreció en Casa FOA 2015 una nueva versión del inmenso abanico de aplicaciones que ofrece a diseñadores y fabricantes.

La edición número 30 de la más importante muestra de diseño de interiores y paisajismo de Argentina se desarrolló entre el 23 de octubre y el 30 de noviembre pasados en el barrio de Retiro de la Ciudad de Buenos Aires. La sede, en esta oportunidad, se asentó en una residencia construida a principios del siglo veinte y remodelada en la década del 40. En total fueron 2200 m2 de exposición en dos plantas, en la que confluyeron 41 proyectos de estudios y profesionales de la arquitectura y el diseño.


En este escenario, la madera volvió a brillar, aunque a diferencia de las últimas ediciones, no tanto por volumen de uso (que no fue poco), sino por la intencionalidad y precisión de su presencia en los espacios expositivos. Se trató de un nuevo paso evolutivo en la aplicación del material por parte de los profesionales del diseño; una nueva muestra de que la madera ya está impuesta como el sello que se aplica para el agregado de valor simbólico, estético, práctico y proyectual a las más disímiles propuestas.
 

El dominio de los contrastes

La sede de Casa FOA 2015 planteó a los profesionales el desafío de resolver –en la mayoría de los casos– situaciones proyectuales en espacios reducidos, que además contaban con instalaciones originales de gran peso estético. En muchos casos, ese valor original estuvo dado por la madera noble en tonos oscuros aplicada en pisos (pinotea o roble), aberturas de gran porte, boisseries y revestimientos, escaleras.

Esta caja original fue la que llevó a que la presencia de madera “nueva” estuviera más acotada que en otras oportunidades, a la vez que impuso una tendencia adoptada por buena parte de los proyectos: el contraste, una clave que adoptó diferentes formatos.

En la multimaterialidad: el metal, tanto rústico como pulido, resultó una de las opciones priorizadas para actualizar el contexto propuesto por la madera original. En los exteriores se notó con claridad este concepto. También la piedra, la porcelana y el mármol se valieron de la madera antigua para captar la atención desde los colores claros y superficies pulidas y luminosas. El plástico fue una opción de maridaje tanto con la madera natural como con la melamina. 

En los colores: aplicados sobre paredes o muebles hicieron su aporte para descontracturar lugares como cocinas o comedores. También fue notorio el contraste cromático a partir de detalles en muebles y objetos. La madera original oscura dio espacio para los tonos claros y los toques fuertes.

Con la tecnología: de extendido uso en iluminación, electrodomésticos y entretenimiento, casi siempre fue una presencia disrruptiva del presente / futuro en un ambiente calmo, apacible, silencioso típico de una casona del siglo pasado. Su inserción en soportes y muebles de madera fue otra nota destacada de la exposición. 

Frente a la madera “nueva”: la melamina es –definitivamente– la nueva madera adoptada por los diseñadores cuando priorizan el valor de la sustentabilidad, pero también a la hora de lograr formas y funciones impactantes. Como ejemplos más acabados de esta edición vale revisar los proyectos de Oropel / Zacarías Otiñano (pag. 16); Caram / Kucher / Segoura (pag. 20); y la instalación del DISIN-FADU/UBA (pag. 20). Pero la melamina también supo jugar al contraste frente a la caja original en muebles de líneas precisas, donde la practicidad estuvo de la mano de la innovación y la calidad.

Otras notas destacadas

 

Paisajismo: sin ocupar explícitamente el centro de la escena, la madera volvió a reinar en los decks de patios y terrazas, lugares donde hizo buenas migas con los muros de ladrillo y granito y diversas instalaciones y mobiliario de metal.

Bibliotecas: así como en otras ediciones los muebles estrella fueron las mesas, esta vez le tocó a las bibliotecas. En cada espacio de estar o escritorio hubo una, muchas veces con extendida presencia en altura por las características de la caja original. Las terminaciones en melamina fueron mayoría (en diversidad de tonos y superficies), pero también se apreciaron combinaciones metal-madera.

Colores: en un ámbito que llamaba a la sobriedad, se destacaron el negro y el blanco. Los verdes, el rojo y los azules/violeta también marcaron presencias fuertes.


Objetos: como en cada edición de Casa FOA, se pudo apreciar una presencia visual más fuerte de de objetos de madera maciza, en su mayoría rústicos, piezas antiguas, materiales de demolición reciclados y restauraciones.

Mezcla: de estilos, de materiales, de funciones. Casi como un derivado del contraste como tendencia dominante, la mezcla y cierto tono ecléctico envolvieron a Casa FOA 2015. Una pieza rústica entre las líneas minimalistas de una biblioteca; un puff de pelotas de goma sobre una alfombra de tejido natural; una mesa cuya tapa mantiene la forma original del tronco añoso en un estar de líneas minimalistas, son algunos ejemplos de una idea que avanza: la ruptura de la norma en búsqueda del estilo propio. 

 

 


Por Alberto Pelagallo

 

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