La edición 34 de Casa FOA, la principal muestra nacional de arquitectura, diseño interior y paisajismo, puso en primer plano la versatilidad y el refinamiento que aporta la madera en sus múltiples variantes. Pero la novedad es que el destaque del material se dio –en esta oportunidad– en el marco de una exposición centrada en los estilos de vida más vanguardistas en cuanto al uso de los espacios y la presencia central de la tecnología en la vida cotidiana.


Casa FOA 2017 eligió como sede una típica construcción en altura de los años 50 en el barrio de Belgrano. La locación refleja el espíritu eclético de aquella época y permitió disponer de 4.000 m2 de exposición en los que se distribuyeron las áreas de interiorismo (1.750 ms2) y paisajismo (2.250m2). El edificio está ubicado sobre la avenida Luis María Campos y tiene cinco plantas de más de 350 m2 cada una que fueron divididas por piso para organizar las distintas etapas de la vida contemporánea, además de alojar instalaciones comerciales e institucionales y lugares de descanso.

En total fueron 45 espacios donde se plasma un recorrido ascendente por las distintas tendencias generacionales del concepto del habitar, comenzando por cómo viven los millenials, pasando por las familias jóvenes y llegando a las parejas adultas. Así, en Casa FOA 2017 el interiorismo enfocado en estilos de vida se convirtió en el protagonista absoluto, a lo que se sumó la presencia de importantes áreas verdes ubicadas tanto en el frente como en el contrafrente de la sede, ofreciendo componentes de descanso y pausa en un oasis visual que abre una conexión con la naturaleza, aun en medio de la ciudad. “Casa FOA acerca este año una nueva mirada sobre el habitar que invita a ser conscientes de optar por una forma de vida más fresca, relajada y armoniosa”, indicó Alberto Robredo, gerente General de la exposición, durante la inauguración.


De piso a techo, la madera fue protagonista

Potente en los volúmenes y delicada en los detalles, la utilización de la madera en los diferentes espacios de Casa FOA 2017 resultó un muestrario de innovaciones y también de confirmaciones. En cada una de las tres plantas que reunieron proyectos “por etapas de la vida” la madera volvió a revelarse como un material versátil y flexible, a la vez que actual y muy adaptable a la tendencia de la multimaterialidad (combinaciones con hierro, textiles, acabados pulidos, etc.). Pero también se reafirmó como indispensable cuando se busca calidez, naturalidad o un toque de lujosa sobriedad.

El mayor impacto en el uso de la madera vino dado este año por la aplicación en envolventes y revestimientos. Las combinaciones reflejaron diseños formidables: el color natural y el resaltado de las vetas de diferentes especies conteniendo una cocina, un estar y un dormitorio; un piso pintado como base para un dormitorio cúbico de madera natural; o una pared texturada como boiserie siglo 21 en composición contrastante con un suelo envejecido, fueron algunos ejemplos.

Por otra parte, el uso de paneles melamínicos en los techos volvió a ser una solución para juegos de iluminación, buena parte de las veces empotrados. Las opciones se dirigieron hacia la simplicidad, quizás por eso no se apreciaron pantografiados ni intervenciones artísticas como en otras oportunidades.

En el caso de los pisos, la omnipresencia de la madera se dio en el formato de entablonados con piezas anchas. Dominó el color gris en una paleta amplia, aunque no pasaron desapercibidos el envejecido y la madera natural rústica, ni tampoco los ejemplos puntuales de suelos pintados para lograr impacto y contraste. Se puede decir que en esta edición los pisos de madera volvieron a destacarse entre las elecciones de arquitectos y diseñadores para asentar sus proyectos.

Casa FOA 2017 también dejó la constatación de que el maridaje entre la madera y la tecnología tendrá una larga vida. Aquí se lucieron los paneles melamínicos, tanto en cocinas como en dormitorios o espacios de trabajo, conteniendo los artefactos high-tech en propuestas de líneas depuradas que buscaron optimizar los metros disponibles, a la vez que darles identidad a los ambientes. Las superficies horizontales mostraron una cierta prevalencia de los lisos, pero en verticales las opciones texturadas fueron muy buscadas, especialmente en dormitorios y livings. En este último caso se reafirmó su uso como elemento decorativo.

Con lo anterior, la paleta de colores fue dominada por la presencia extendida de los eternos blancos y negros y un amplio abanico de marrones y grises, estos últimos no siempre uniformes: los motivos marmolados y cemento - concreto resultaron muy usados en cocinas y baños, por ejemplo. No pasaron desapercibidos los tonos azules opacos y los veteados de maderas tanto claras como oscuras. En cambio los tonos plenos como el rojo, el verde o el amarillo se reservaron para conseguir impactos en aplicaciones precisas: tapicería, almohadones y textiles, sillas, una pared, un mueble singular.

Justamente los muebles merecen un párrafo especial: es esta edición de Casa FOA la propuesta para el mobiliario apuntó a la optimización del espacio al extremo. Así, la funcionalidad definió las líneas para conseguir un mayor volumen de guardado, una circulación más libre y ámbitos que se resignifiquen con un pequeño desplazamiento. Los herrajes de última generación se convierten, de esta manera, en aliados indispensables para el diseño.

En definitiva, en Casa FOA 2017 se vio la confirmación de que la madera ocupa un sitio de privilegio entre los materiales elegidos por profesionales del interiorismo, marcando una actualidad positiva que lejos está de haber llegado a su máxima expresión.

 

 

 

 

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