La digitalización comenzó a transformar los oficios y negocios de la madera
Bajo el título “La industria se redefine a sí misma”, el portal especializado español Madera Sostenible viene publicando el enfoque de diferentes expertos y actores de la industria de la madera sobre el impacto de la industria 4.0 en el sector.
En una de sus entregas requirió la opinión de Sebastian Bächer, quien dirige la carpintería Tischlerei Bächer Bergmann en Colonia, Alemania, y forma parte de la junta directiva del gremio de carpintería de su región.
La carpintería de Bächer fue pionera en adoptar la digitalización, invirtiendo en sistemas de producción digital en una fase temprana y hoy en día opera en la interfaz entre el diseño y la fabricación. En 2018, recibió el premio europeo WATIFY por transformar con éxito su negocio digitalmente.
“La digitalización es imparable y transformará profundamente los oficios de la madera. Carpinteros y fabricantes de muebles ahora necesitan afrontar lo que este desarrollo significa para sus negocios. Todos se sienten desafiados por la transformación digital y muchos luchan contra la introducción de las tecnologías digitales en entornos de trabajo que están impregnados de tradición. Para hacer frente a este dilema se requiere una nueva mentalidad. Lo ideal es que los carpinteros acepten el PC no como una competencia, sino como una herramienta más a su disposición”, precisa Sebastian Bächer.
El carpintero alemán reconoce que la digitalización ha desencadenado una ola de reestructuración en prácticamente todas las industrias, y la de la carpintería no es una excepción. Aunque se nota cierta lentitud en la apertura hacia las tecnologías 4.0., para Bächer esto es comprensible y obedece a que la mayoría de los carpinteros no se ven a sí mismos como trabajadores de oficina, y mucho menos como usuarios de una sofisticada infraestructura de tecnología de la información. “Sin embargo, -señala- para seguir siendo competitivos, tendrán que mirar más allá de las herramientas tradicionales de su oficio, ya que las expectativas del mercado en lo que se refiere a los plazos de entrega, el precio y la calidad siguen aumentando”.
En otras palabras, Bächer dice algo que no es fácil de escuchar: la industria de la madera tendrá que revisar fundamentalmente sus modelos de negocio. Desde su experiencia, este proceso ya ha comenzado. “Para hacer frente a la creciente presión de las plantas de producción centralizada, muchas empresas de carpintería están empezando a integrar nuevas aplicaciones de software en sus modelos de negocio o a conectarse a los sistemas de otros proveedores. Algunos ejemplos son las plataformas de configuración en línea que pueden utilizarse para diseños básicos de muebles”. Sostiene que para avanzar se hace inevitable la creación de nuevas interfaces digitales para la comunicación con los clientes. De hecho, los canales de medios sociales y los sitios web interactivos con funcionalidad de chat en vivo ya se han convertido en parte del curso para muchas empresas de carpintería en Europa.
El panorama en el viejo continente muestra que las carpinterías están invirtiendo en sistemas de procesamiento de última generación, como las máquinas de impresión CNC, láser y 3D; y las soluciones de software de terceros también son cada vez más comunes. Frente a este avance de la digitalización Bächer se pregunta si esto termina el comercio de la carpintería tal y como la conocemos. “Aunque la mayoría de las plantas de fabricación de muebles a escala industrial de hoy en día han sido completamente automatizadas, las técnicas tradicionales de carpintería seguirán desempeñando un papel importante incluso en las operaciones de carpintería más avanzadas”, asegura.
No se trata de una cosa o de otra
Conocedor de su gremio, Bächer resalta que la mayoría de los carpinteros se enorgullece de sus habilidades tradicionales en el trabajo de la madera, a la vez que muchos ven la creciente invasión de las tecnologías de producción digital como una amenaza para su profesión. “Aquellos que pueden aceptar los ordenadores como una herramienta más en su caja de herramientas pueden tener -y conservar- lo mejor de su actividad: la rentabilidad y el orgullo de su oficio”.
El uso de procesos de producción automatizados también trae consigo nuevos retos: “Los gerentes de carpintería de hoy en día también necesitan aprender a trabajar con sistemas de gestión de relaciones con los clientes (CRM), interpretar los informes de estado de las máquinas y optimizar la utilización de la capacidad”, explica Bächer.
La realidad muestra que la mayoría de los propietarios de empresas del sector de la madera no son especialistas en tecnología de la información (TI). Esto convierte en fundamental el establecimiento de alianzas con proveedores de arquitecturas de software modulares y estandarizadas que se adapten a las necesidades específicas de la industria y sean fáciles de implementar.
Argentina: del consumo a la producción
La digitalización de los procesos de producción en nuestro país aún se encuentra en una etapa embrionaria. En el marco del “Foro Industria 4.0: pymes hacia la digitalización”, organizado por la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana /AHK (Ciudad de Buenos Aires; septiembre 2019), se presentaron datos que indican que el uso promedio de tecnologías digitales en las pymes alcanzaba un índice de 41 puntos sobre 100 (ver “Uso de tecnologías en PyMES locales”).
Esta desventaja también implica una enorme posibilidad de desarrollo. Un informe elaborado por la consultora Accenture indica que en nuestro país “la economía digital representa el 16,2% del PIB, aunque la capacidad de lo digital para generar valor dista mucho de estar completamente explotada”. Con un enfoque prospectivo prevé que “el porcentaje de contribución podría crecer dos puntos hasta alcanzar el 18,4% del PIB en el 2021, o 19.2% del PIB para el mismo año, si se optimizasen las palancas de valor digital”.
La consultora destaca que el desafío que enfrenta Argentina es pasar “de la Internet del consumo a la Internet de la producción”. Si se optimizan las capacidades digitales, la economía argentina “podría crecer anualmente 1,2% por encima de la tasa de crecimiento base, aportando US$ 38 mil millones adicionales al país”. También destaca que si bien la contribución de la economía digital es menor que en otros países de la región, “nuestras estimaciones indican que su potencial de crecimiento es más alto, y podría multiplicarse hasta alcanzar un 4,4% anual durante los próximos cinco años”.
Pero trazar una perspectiva sobre la digitalización en el tejido productivo argentino implica tomar en cuenta una realidad partida entre las grandes empresas y las pymes. En “Estado actual y evolución de la industria nacional hacia la industria 4.0”, Sergio Salimbeni y Sebastián Bianchi, del Instituto de Investigación en Ciencia y Tecnología, Universidad del Salvador (Buenos Aires), confirman que “la migración hacia la Industria 4.0 en las industrias argentinas habrá que analizarla separadamente entre las pymes y las grandes empresas. Las primeras aún tienen grandes inconvenientes con la modernización de la maquinaria actual, fundamentalmente desde el punto de vista financiero. Las grandes empresas, algunas direccionadas desde el exterior, están es un estado embrionario de la Industria 4.0”, destacan los investigadores.
Vinculado a lo anterior comentan que “la automatización de las líneas de producción, los micro-robots autónomos y la comunicación entre dispositivos sin intervención humana, requieren una fuerte inversión en los recursos humanos de las organizaciones y un cambio en su modalidad de trabajo”. También expresan que “llevar a la práctica las fábricas inteligentes se puede hacer más dificultoso debido a la carencia de personal calificado, fundamentalmente en las ingenierías de la información y electrónica”.
De las entrevistas que realizaron con industriales, “se desprende que la capacitación específica y la formación continua son las medidas más adecuadas para gestionar este cambio”. Se trata de una inversión accesible con actores locales y regionales dentro del país, que suele contar con subsidios y financiación estatal e internacional y genera impacto a largo plazo. La investigación resalta que también deben tenerse en cuenta las nuevas modalidades de trabajo, el tipo de capacidades que los empleados deberán poseer, los conocimientos y habilidades de los ingenieros en la actualidad, qué tipo de capacitación profesional sería necesaria para el personal que trabaja en la Industria 4.0 y qué tipo de infraestructura debería mejorarse.
Por Alberto Pelagallo