Por los incendios en el NEA se perdieron 40.000 hectáreas de forestación
La superficie afectada por el fuego en la provincia de Corrientes ya alcanzó las 1.042.514 hectáreas, el equivalente al 12% de su territorio, según un informe del Grupo de Recursos Naturales de la Estación Experimental Agropecuaria - INTA de esa provincia, difundido el 8 de marzo pasado y correspondientes al 27 de febrero de 2022.
Según precisaron, desde el último reporte realizado el 21 de febrero, el ritmo de incremento de la superficie afectada disminuyó, pasó de 30.000 hectáreas diarias a 18.000 hectáreas diarias. Sin embargo, todas las coberturas mostraron un incremento del área quemada, exceptuando los bosques cultivados y nativos donde se detectó una menor superficie quemada.
Es importante precisar que en este informe debido al uso de imágenes Sentinel-2, que tienen una resolución espacial de 20 metros (es decir mejor calidad técnica para la discriminación más precisa de las distintas coberturas) se logró una detección más exacta de las áreas quemadas, por lo tanto, algunas coberturas afectadas por los incendios presentan incluso una disminución de la superficie (Ver Tabla 1).
En valores absolutos, la cobertura vegetal más afectada detectada en este informe sigue siendo la de los esteros (y otros bañados) pasando de 275 mil ha a 333 mil ha aproximadamente. También fueron muy afectados los pastizales, los del noroeste pasaron de 145 mil ha a 156 mil ha, mientras que los pastizales del nordeste de 40 mil ha a 58 mil ha.
Las coberturas que presentan una disminución en superficie quemada fueron bosques cultivados con 9 mil ha menos y bosques nativos con 3 mil ha menos, tal como se aclaró, esto es debido a la mejor resolución espacial de las imágenes utilizadas.
Con respecto al área afectada por departamentos, Ituzaingó presenta la mayor superficie acumulada por quemas, con más de 194 mil ha quemadas; seguido de Santo Tome con 135 mil ha. Sin embargo, con relación a la superficie, San Miguel presenta el mayor porcentaje de su superficie afectada, con el 33%. Monte Caseros es el departamento con menor superficie afectada total, con relación a su superficie.
En valores absolutos las más afectadas por las quemas fueron las de ambientes de humedales con más de 611 mil ha acumuladas a la fecha de este informe. También se registró un aumento en la superficie quemada de pastizales del noroeste y nordeste.
El 22 de febrero pasado y tras un informe de entidades que nuclean a los productores agropecuarios alertó que las pérdidas en Corrientes ya superaban los $69.000 millones, por el impacto sobre ganadería, arroz, forestación, yerba mate y cítricos.
Durante su visita a ExpoAgro el ministro Julián Domínguez comentó que “lo más grave es la sequía, porque estaba antes de los incendios”. Y anunció que desde Agricultura están llevando adelante un plan de recuperación de seis cadenas productivas de Corrientes afectadas por el fuego: ganadera, forestal, arrocera, citrícola, yerbatera y tabacalera. “Por los informes que tenemos el problema de la sequía en Corrientes va a continuar hasta bien entrado el invierno”, afirmó.
Para intentar detectar si los siniestros se producían con intencionalidad, el INTA realizó en febrero un cruce entre los datos de focos de incendio y la ubicación de los caminos rurales o rutas. Así, determinaron que de los 18.554 polígonos de quema, apenas 603 se encontraban a menos de 100 metros de estos caminos.
En un reporter de TN el Ingeniero Agrónomo del INTA, Francisco Torres Cayman, consideró que no es correcto sindicar a la producción forestal como responsable de la alarmante situación. Sobre eso, detalló que Corrientes tiene más de medio millón de hectáreas plantadas, de las cuales la mitad cuenta con certificación forestal. “Debería ser una bandera para mostrar que se hacen bien las cosas. No creo que el árbol sea el motivo, no tiene nada que ver, es más un tema climático. Siempre se pone una grieta de ambiente versus producción. Tenemos que dejar de hablar de eso, y empezar a hablar de una producción sostenible. Si bien hay ciertos productores que no hacen bien las cosas, hay muchos otros que hacen un esfuerzo para producir de manera amigable con el ambiente” concluyó.
El sector forestal privado manifestó su descontento
Con fecha 4 de marzo la Asociación Forestal Argentina dirigió una carta pidiendo una reunión urgente al Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, para dialogar sobre la importancia económica, social y principalmente ambiental, de los bosques cultivados en Argentina.
En el texto se explica que las plantaciones forestales gestionadas sosteniblemente “son una herramienta central en las políticas ambientales, colaborando tanto en quitar presión sobre los bosques nativos, como en ofrecer alternativas hacia una transición a una economía baja en carbono inclusiva, con empleo y desarrollo local”.
Asimismo, se aclara que el objetivo de expansión de las plantaciones forestales “está incluido en los compromisos del país vinculados a la mitigación de cambio climático y es política de estado a través de la Ley 25080 de Promoción de Bosques Cultivados y enriquecimiento de bosques nativos que está vigente desde hace 22 años”.
Adelantando los fundamentos, “y preocupados por sus declaraciones contrarias a los bosques cultivados, solicitamos esta audiencia para dialogar personalmente sobre un sector de alta importancia para el presente y el futuro de Argentina”.
Los fundamentos de AFoA
En los fundamentos de un anexo AFoA señala que Argentina posee 55 millones de hectáreas de bosques nativos -reconocidos por las Provincias en el ordenamiento de los mismos- y 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales, ejecutadas mayormente en los últimos 20 años, bajo la Ley 25080 de Promoción de Inversiones en Bosques Cultivados. La superficie con plantaciones forestales equivale solo al 2,5% de la superficie ocupada con bosques nativos. A pesar de ello, provee el 95% de la materia prima renovable y carbono positiva que requieren importantes cadenas de producción como el papel, embalaje, construcción, muebles, química, energía, entre otros, que incluye a alrededor de 6.000 empresas de diferentes tamaños que emplean alrededor de 100.000 personas en forma directa y formal.
Según los datos del último censo agropecuario del INDEC (2018), se registraron alrededor de 13.000 productores forestales.
La plantación de árboles se reconoce como el sistema basado en la naturaleza más eficiente para absorber CO2 de la atmósfera en su proceso de crecimiento. Esto ha generado diferentes políticas de plantación de árboles como es el caso de la Unión Europea (Trillon tres), WWF, el cordón verde en África, entre otros. En Argentina, esto se vio reflejado en el propósito de plantar 100 millones de árboles indicado por el Presidente Alberto Fernández el 1 de marzo en la apertura de las sesiones legislativas y la inclusión del aumento de la forestación en las contribuciones nacionales para la mitigación del cambio climático (NDC).
Por otro lado, la madera es un producto que favorece la bioeconomía circular y la descarbonización de importantes cadenas productivas. La madera no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos (construcción, muebles, pisos, etc.) sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil (combustibles, plásticos, químicos) y no renovables y de alto consumo de energía (cemento, minerales). Además, para su disposición final, es renovable y reciclable.
Estas características no solo aportan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva, sino también a una bioeconomía circular y, con ello, a opciones más sostenibles para el crecimiento y desarrollo reconocidos como aportes para el logro de los Objetivos de Desarrollo Social 2030.
La contribución de la forestación y la madera en la mitigación y descarbonización ha sido cuantificada en el Cuarto Informe Bienal de Actualización a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático presentado por Argentina -y bajo responsabilidad del MAyDS- en diciembre de 2021, en el cual se evidencia que hay solo dos sectores en el Inventario de GEI nacional con emisiones negativas (absorción positiva) de CO2: la forestación y el uso de la madera, y por lo tanto, imprescindibles para lograr la carbono neutralidad del país en 2050. En ese informe, como aporte del país a la mitigación, se prevé que Argentina incremente su superficie plantada en 400.000 ha los próximos 8 años. Esto equivale, a 50.000 ha por año por sobre lo que se corta.
Las plantaciones forestales en Argentina son parte de una política de Estado y están sujetas a normativas legales y voluntarias para una gestión sostenible. La Ley 25080 prevé condiciones ambientales para autorizar las plantaciones y alrededor del 55% de la superficie forestada se realiza con certificación por gestión sostenible bajo principios y criterios internacionales, con auditoría de tercera parte y otorgados por los dos principales sellos de alcance mundial (FSC y PEFC). Estas certificaciones son voluntarias y permiten acceder a los mercados internacionales demandantes de trazabilidad en el origen sostenible de la madera.
El proceso de mejoramiento continuo de las prácticas en la productividad y sostenibilidad se ha realizado con aportes de investigación del INTA y del sistema científico técnico nacional, así como a través de alianzas con ONG’s ambientales. En diálogo y trabajo conjunto, el sector forestal ha realizado diversas contribuciones que pueden servir de ejemplo, como Guías de Buenas Prácticas Forestales con énfasis en gestión de biodiversidad, la creación de corredores de biodiversidad, la identificación de sitios de alto nivel de conservación y su gestión; los consorcios de manejo del fuego; sistemas de certificación de trabajadores para la seguridad laboral (con el MTEySS y UATRE), entre múltiples ejemplos de prácticas que hacen a la sostenibilidad ambiental y social de un sector productivo.
Lamentablemente, en los recientes incendios en la Mesopotamia, se han perdido tanto plantaciones forestales como bosques nativos. En el caso de Corrientes, única provincia de la que se cuenta con información provista por el INTA, se quemaron alrededor de 40.000 ha de bosques nativos y 40.000 ha de plantaciones forestales afectando los objetivos ambientales y de sostenibilidad y mitigación del cambio climático. Desde el sector forestal se trabaja activa y responsablemente en la gestión integral de los incendios, por lo que también nos ponemos a disposición para colaborar en la gestión articulada para la prevención de este flagelo. El principal facilitador de la prevención es el diálogo.
Por Roberto Luis Minoli