El Museo de Arte Contemporáneo en Uruguay, ícono de la madera en Latinoamérica
Ubicado sobre el km 4.5 de la ruta 104 en Manantiales, cerca de Punta del Este (Uruguay), el 8 de enero pasado se inauguró oficialmente el nuevo Museo de Arte Contemporáneo (MACA), propiedad de la Fundación del artista plástico uruguayo Pablo Archugarry, que es obra del arquitecto Carlos Ott.
El MACA se destaca por su estructura de madera laminada, sus revestimientos también de madera, sus excelentes dimensiones en las distintas salas y su forma adaptada al terreno fusionándose con las ondulaciones típicas de la zona rural del Uruguay. Se observa, además, un especial cuidado por la función para albergar las obras de arte que contiene, respetando así el tratamiento de la luz y la espacialidad que le permiten dar la ambientación adecuadas a los distintos sectores del museo.
El proyecto abarca alrededor de 5.000 m2; está inmerso en el Parque Internacional de Esculturas y presenta un gran lago de por medio. Tiene cuatro salas de exposiciones, un auditorio / cine, una cafetería y un restaurante.
Con la construcción del MACA la Fundación Archugarry cumple el objetivo de posicionar a Uruguay en el mapa de los grandes museos internacionales y, a la vez, potenciar el desarrollo de los artistas locales, tanto los consagrados como los emergentes. ‘’Estamos convencidos de que el MACA marcará un antes y un después en el panorama cultural de la región’’, afirman.
La madera juega un rol protagónico
Por Arq. Alejandro Albistur, director de Arquitectura - Escuela Superior de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Morón (UM ESAD)
La madera elegida por el Arq. Carlos Ott fue el eucalipto rosado de la zona, y por su tratamiento previo, la composición de las diferentes partes con sus formas especiales, y la vinculación entre las distintas piezas componen espacios verdaderamente exquisitos. Estos logran mostrar la calidez y el esplendor del edificio destacando las diversas obras de arte, entre las propias de Atchugarry, con las de su colección privada donde incluye entre otras importantes las del argentino Julio Le Parc.
Un rol importante ocupa el emplazamiento del edificio y su relación con el Parque de las Esculturas. Lugar desde donde se pueden observar los pórticos de madera laminada en la fachada principal del edificio que se abren como un abanico ondulante sobre la gran bandeja o terraza, también diseñada en madera, y que funciona como expansión de las salas del museo, y que resulta ser un gran mirador al parque. Durante la noche, destaca su imagen, resultando ser un faro en la campiña.
Creo que su anterior obra en madera laminada fue el Aeropuerto de Ushuaia “Malvinas Argentinas”, en la que también diseñó la gran espacialidad, apropiada para las diversas funciones que el edificio contiene.
Algo que llama la atención en particular es la decisión de Ott de enviar la madera de eucalipto a Francia para realizarle un tratamiento especial y construir allí algunas piezas de la estructura laminada según sus diseños y luego traerlas para ensamblarlas en obra, con las dificultades propias de un flete de esa naturaleza. Este podía haber sido un procedimiento frecuente a principios del siglo pasado, pero no tengo referencias que se haya utilizado en algún otro proyecto en Latino América.
Otro rasgo distintivo de la obra es la perfección lograda en el encastre de una madera con otra, la fijación está muy estudiada y es realmente sutil. Y también en el edificio sorprende las grandes luces logradas con la madera laminada. Esos trozos de madera que se han ido encolando y prensando con herramientas y maquinarias diseñadas especialmente para estos materiales con prensas de grandes dimensiones, posibilitan esas vigas laminadas casi inclinadas que están resolviendo magníficamente en solidez y belleza las grandes luces del edificio, que sin lugar a dudas, constituye un ícono entre las obras construidas en madera en Latinoamérica.
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