El aún incipiente mercado de bonos de carbono en nuestro país dio un paso adelante en diciembre pasado, cuando la empresa UNITAN ‒líder nacional en la industria del tanino con plantas industriales en Chaco y Formosa‒ recibió la aprobación de la emisión de bonos de carbono equivalentes a 300.000 toneladas de CO2, producto de las capturas de parte de sus forestaciones. 

Si bien ya hubo otras empresas que certificaron sus bonos, UNITAN es la primera que lo logra con la participación de especies nativas, más precisamente quebracho colorado, en un mix junto a eucaliptos. La certificación fue emitida por la organización estadounidense Verra bajo uno de los estándares más valorados a nivel internacional: VCS (Verified Carbon Standar).

ASORA Revista entrevistó al vicepresidente de la compañía Ing. Ariel López Mato, quien repasó las características particulares del proceso de certificación encarado por UNITAN. También anunció los pasos que darán para usar la unidad de bonos de carbono en la diversificación de las actividades forestales.

- UNITAN tiene una larga y reconocida trayectoria en su rubro, pero el forestal no es su negocio de base, su principal actividad. ¿Qué los motivó a encarar el proceso de certificación de bonos de carbono?

- Ariel López Mato: Fue una decisión que se vio y se dio casi como un paso lógico dentro de la estrategia de negocios de la empresa. Y esta es una característica que nos gusta resaltar: no hicimos un proyecto de certificación de bonos de carbono de la nada, sino que lo encaramos porque entendimos que estábamos haciendo un correcto aprovechamiento de un largo desarrollo en el tema forestaciones. Ya hace más de 30 años que hacemos trabajos de plantaciones de quebracho colorado. Al poco tiempo de comenzar, con la inserción de la especie en la Ley 25.080 de Inversiones para Bosques Cultivados, decidimos aplicar a los beneficios de la promoción forestal. Además, desde esa época contamos con un vivero exclusivo de quebracho colorado que genera unos 250 mil plantines por año, en Chaco. En una primera etapa le dábamos los plantines sin cargo a los productores forestales de la región para que hicieran manejo de renovables, enriquecimiento, etc. Pero después de varios años constatamos que no había una trazabilidad que nos permitiera saber exactamente qué había pasado con esos plantines. Ahí comenzó la idea de plantar nosotros mismos. De a poco fuimos plantándolos y lo fuimos complementando con otras especies, más que nada eucalipto, apuntando a suplementar biomasa para la planta de energía propia (ver recuadro). Nuestra pretensión, todavía no la logramos, así cuando la planta de tanino esté parada, seguir generando con biomasa de otro origen, aprovechando también que los terrenos no son totalmente parejos en cuanto a su calidad.

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